Lo contaron los agentes penitenciarios que se alternaban para custodiar al jugador y ex DT de la Selección nacional en la casa del country donde vivió los cuatro meses previos a su operación y muerte.
Fuentes judiciales informaron que Julio César Coria, Horacio David Ledesma, Aníbal Domínguez y Julio Soria son los cuatro empleados de seguridad que se alternaban para custodiar las 24 horas al DT de Gimnasia y que entre el jueves y viernes de la semana pasada fueron citados a declarar como testigos ante los fiscales de San Isidro que llevan adelante la investigación.
Los voceros explicaron que en esta oportunidad las preguntas de los fiscales giraron en torno a la salud, los cuidados y al día a día de los meses previos a la muerte de Maradona.
Los cuatro reconocieron que hubo alcohol cuando Maradona vivió en el barrio Campos de Roca I, en Brandsen. Específicamente hablaron de cerveza y vino», contó a Télam una fuente judicial.
Explicaron además que todos reportaban al asistente personal de Maradona, Maximiliano Pomargo, y a su cuñado, el abogado Matías Morla.
Los custodios ratificaron lo que el equipo de investigadores coordinado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, e integrado por sus adjuntos Patricio Ferrari y Cosme Iribarren, y la fiscal de Benavídez, Laura Capra, ya había acreditado con otros testigos e incluso con mensajes de teléfonos ya analizados: que en Campos de Roca, donde Maradona vivió entre el julio y principios de noviembre de 2020, el «10» no solo tuvo acceso al alcohol, sino también a marihuana y a psicofármacos.
A cinco meses del deceso, los investigadores creen que en las dos semanas que vivió en el barrio San Andrés de Tigre, Maradona no tuvo los controles médicos adecuados, se le suspendieron los acompañantes terapéuticos por su adicción al alcohol y pese a que todos lo vieron en sus últimos días hinchado y con retención de líquidos –la autopsia mencionó un edema agudo de pulmón como unas de las causas de muerte-, sus médicos no hicieron caso a esos llamados de atención.
Los fiscales de San Isidro barajan la posibilidad no sólo de sumar nuevos imputados del entorno no médico de Maradona, sino también de agravar la acusación y pasar de un «homicidio culposo» por negligencia médica a un «homicidio con dolo eventual», es decir, cuando el autor debió representarse que con su accionar podía ocasionar una muerte y no hizo nada para evitarlo.
La diferencia radical es el monto de la pena, ya que con la actual calificación se prevé de 1 a 5 años de prisión, pero con la segunda opción, el rango se eleva a entre 8 y 25 años, un delito no excarcelable. (Telam)